Un análisis sobre la situación que atraviesan algunos países de la Eurozona y Estados Unidos, las medidas que tomaron y las movilizaciones sociales de “los indignados”.
Actualmente, el derrumbe de las Bolsas domina los titulares de la prensa y los medios de comunicación se encargan de disfrazar la situación como una “crisis de mercado”, pero en realidad asistimos a una crisis que tiene un carácter estructural; es una crisis financiera y productiva que fundamentalmente está afectando a miles de personas que han perdido su trabajo, sufren fuertes recortes salariales o ven empeorar sus condiciones de trabajo en general (jubilación, beneficios sociales, jornada laboral) así como su calidad de vida.
La situación actual de los países centrales revela:
• Altos índices de desempleo: en los últimos dos años la (des)información sobre el recorrido de la tasa de desempleo ha sido notable. Más aun cuando en Grecia superó el 15%, en España el 24% –donde incluso los jóvenes desempleados alcanzan el 44,2%–, y en Estados Unidos se mantiene cerca del 10%, con una desocupación juvenil del 25%.
• Alto nivel de endeudamiento: la crisis financiera que estalló en 2008 disparó el endeudamiento de las economías. En términos presupuestarios, Estados Unidos, al igual que muchos países de la Eurozona, está hoy fuertemente endeudado debido el esfuerzo público por sostener a las grandes casas financieras, a las que el sistema político renunció a regular desde los años 80. Se endeudaron para solventar a los grupos financieros que más habían ganado y se estaban desplomando con la crisis sub-prime.
• Fuerte desigualdad de los ingresos: poco se habla de la inequidad de la mayor potencia del siglo XX. Un alto ejecutivo de una empresa especializada en fondos de cobertura en 2007 por su labor 19.000 veces lo que recibía un trabajador común.
Frente a este diagnóstico, los países de la Eurozona y EE.UU. siguieron las recomendaciones de la ortodoxia económica tales como el pago de la deuda externa, un fuerte disciplinamiento fiscal (recorte del gasto público para la reducción del déficit), salvaje flexibilización laboral y pérdida de la seguridad social de los trabajadores (seguro de desempleo, aumento de la edad jubilatoria, etc.).
Éstas son algunas de las medidas adoptadas:
* Reducción de la cantidad de empleados y congelamiento o reducción del salario público.
* Aumentos de la alícuota del IVA y aplicación de impuestos a sectores hasta ahora exentos.
* Recorte de jubilaciones y suba de la edad mínima jubilatoria.
* Recorte de partidas presupuestarias destinadas a salud y educación.
* Disminución del salario mínimo.
* Privatizaciones.
* Pérdida de derechos sociales.
* Precarización laboral.
A continuación veremos algunos ejemplos:
Grecia
El país heleno se encuentra en una situación muy crítica y con una fuerte protesta social. Allí se redujeron hasta un 20% los salarios públicos, se eliminó el aguinaldo y se pretende disminuir los puestos de trabajo del sector público en 150.000 (sobre 700.000) de aquí a 2015. Con respecto a los impuestos, se produjo un fuerte aumento del IVA –del 13% (previo a la crisis) al 23%–, se creó un impuesto solidario del 1% al 4% según los ingresos y un impuesto adicional del 3% para empleados públicos. Hubo un fuerte recorte de las pensiones jubilatorias –de un 7% en promedio– y el aumento de la edad jubilatoria de los 60 a los 67 años de aquí a 2014. Y además, de aquí a 2012 se pretende privatizar las zonas turísticas, la empresa de telefonía nacional, el Banco Postal, el Puerto Pireo, la Lotería Nacional, el gas, la electricidad y la explotación minera.
Portugal
Aquí también se produjo un congelamiento de salarios, se estableció el reemplazo de sólo uno de cada dos empleados que se jubilan, se redujo el 5% de altos funcionarios y directores de empresas públicas y se aumentó la edad legal de jubilación de 62 a 65 años junto con la reducción de las pensiones de más de 1.500 euros mensuales. Además, se estableció un aumento del IVA, del impuesto a la renta, a las empresas, a los inmuebles, se aplicó el impuesto a las prestaciones sociales, a los cigarrillos, automóviles y electricidad. En cuanto a las privatizaciones, se produjo la venta de varias empresas del sector energético, de trasporte, de comunicación y de seguros. Y en relación a la protección social se redujo el ingreso mínimo y el subsidio por desempleo.
Como consecuencia de esta estrategia de ajuste, la crisis se agudiza cada vez más. Podemos observar cómo este brutal ataque al mundo del trabajo se traduce en una creciente conflictividad social que da lugar a distintas movilizaciones sociales: “los indignados” en España y en Estados Unidos, las protestas en Londres y en Grecia.
El capital ha logrado sobreponerse a los impactos de estas crisis manteniendo la hegemonía del sector financiero mientras que los costos son soportados por los trabajadores. Tanto en Europa como en EE.UU. desde la década del 70 hasta la actualidad ha predominado el sector financiero por sobre el real. Frente a esta situación, la Argentina emerge ante el mundo como un nuevo modelo de desarrollo: nuestro país logró salir exitosamente de la recesión a partir del trabajo, el consumo y una política fiscal expansiva, siendo los trabajadores la clave de la recuperación.